El templo se llenó de amigos y fieles que quisieron acompañar al joven sacerdote en su despedida, tras seis años en Valladolid realizando una gran labor en el Centro Diocesano de Espiritualidad, primero como colaborador de su antiguo director, Mons. Francisco Cerro y después asumiendo el mismo, tras el nombramiento de Mons. Cerro como Obiospo de Coria-Cáceres, las tareas de dirección. Ricardo Vargas regresa a Toledo, su diócesis natal, dejando en Valladolid una profunda huella que no se borrará con facilidad.
A cargo de la dirección del Centro de Espiritualidad se queda el sacerdote D. Victor Castaño, que ha trabajado estrechamente con D. Ricardo Vargas en estos últimos años.