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Quintín Rufiner (1871-1956), biografía y análisis de la obra de un modesto organero vallisoletano

Categoría: Actualidad Diocesana
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1109 quintinHoy viernes 11 de noviembre se presenta en Valladolid un nuevo libro sobre la figura y la obra Quintín Rufiner, organero vallisoletano de principios del siglo XX. Será a las 20:00 horas en los salones de la parroquia San Ildefonso (C / San Ildefonso nº 7, 2º piso, Valladolid). En la presentación se explicará la figura de Rufiner y se interpretarán al armonio, por parte del autor del libro, algunas piezas que sonaron en su día en las inauguraciones de órganos de Rufiner y otras de organistas-compositores que se movieron alrededor de este organero.

La Editorial Maxtor de Valladolid ha sacado a la luz un libro sobre la figura del organero vallisoletano Quintín Rufiner, quien construyó durante las décadas de 1910 y 1920, en sus talleres situados en esta ciudad, 14 órganos y un buen número de armonios. Su título es: “Quintín Rufiner (1871-1956): biografía y análisis de la obra de un modesto organero vallisoletano”. El autor es Juan Luis Sáiz Virumbrales, del grupo de investigación de la A.C. Organaria de Castilla y León y organista de la Parroquia de San Ildefonso de Valladolid. Está prologado por Esteban Elizondo Iriarte, catedrático de órgano, considerado el más importante investigador sobre el órgano romántico español

La figura Rufiner era oscura hasta ahora. Tras más de cinco años de investigación, se ha sacado numerosa documentación inédita, muchos nuevos datos sobre él –no pocos cedidos por descendientes suyos o de sus colaboradores, con quienes el autor ha contactado–, programas de los conciertos celebrados en sus órganos, fotografías de época de sus órganos y talleres... que se ofrecen en el libro y, por primera vez, se da una visión global de la vida y obra de este artífice situada en su contexto.

Rufiner vivió en Valladolid desde su infancia y conoció la tecnología de vanguardia que entonces suponía el ferrocarril, debido a que su padre trabajó en los talleres ferroviarios de la ciudad del Pisuerga. También estudió música, fue organista de la vallisoletana iglesia de San Andrés y, a partir de 1900, construyó armonios en un taller situado al lado de esta iglesia. A principios del siglo XX la música de órgano fue impulsada por el Motu Proprio de Pío X y el gran organero vasco Aquilino Amezua construyó entre 1904 y 1908 cuatro órganos en Valladolid (entre ellos, el de la catedral), además de celebrarse en esta misma ciudad un importante congreso de música sagrada en 1907.


Rufiner aprendió de Amezua y gracias al congreso encontró en la ciudad una buena coyuntura ideológica para construir órganos. El impulso definitivo se lo dio José Trueba Aguirre, ingeniero agrónomo y organista amateur, quien le encargo dos órganos y le apoyó decididamente. En Valladolid, los órganos de las iglesias de San Pablo (1920), San Miguel y San Julián (1919) y El Salvador (1917-18) salieron de sus talleres, en los cuales también se construyeron instrumentos destinados a El Burgo de Osma, La Rioja, Oviedo, Bilbao y Madrid. A partir de la llegada de la II República, Rufiner no realizó más órganos, aunque siguió produciendo armonios hasta su muerte.

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