Hoy domingo, además de a la jornada electoral, sería bueno dedicar también un pensamiento a los más desfavorecidos. El 20 de noviembre, en España y en el resto del mundo, se conmemora el Día Universal del Niño. Con este motivo, en Manos Unidas queremos dar a conocer el problema que afecta a las niñas de la comunidad Dommara, que habitan en el estado de Andhra Pradesh, en India. Muchos de los males a los que se enfrentan estas pequeñas son los mismos que sufren cada día millones de niños en todo el mundo.
Niñas dommara: prostitutas por “herencia”
Podría llamarse Sunitha, Ramulamma, Krishna, Anjilamma o como cualquier otra niña de la comunidad Dommara del estado indio de Andhra Pradesh. Los nombres no vienen a cuento en esta historia en la que únicamente importan el presente y, sobre todo, el futuro de estas niñas. Todas ellas pertenecen a los Dom, una subcasta que se extiende con diferentes nombres por todo el país. Se trata de un grupo caracterizado, en muchas ocasiones, por haber hecho de la prostitución un medio de vida. La mayoría de estas niñas son, si no se consigue evitar, prostitutas en potencia, como lo son sus madres y lo fueron sus abuelas.
Los Dommara de Andhra Pradesh hablan su propia lengua, el tegulu, y viven agrupados en pequeños asentamientos en las afueras de las ciudades, en los nudos ferroviarios o al borde de las carreteras, apartados y despreciados por el resto de la sociedad. No cuentan con ninguno de los reconocimientos sociales ni constitucionales que puedan tener los pertenecientes a cualquier otra casta, por muy baja que ésta sea.
Generalmente, los varones de la comunidad Dommara no trabajan. La tradición ancestral ha convertido en costumbre el hecho de que los hombres (adultos y jóvenes) de esta subcasta vivan de los ingresos derivados del trabajo de las mujeres. El ocio continuado y la falta de oportunidades llevan a un alto porcentaje de estos hombres y jóvenes al consumo abusivo de alcohol como fórmula de escape.
Por su parte, las mujeres, carentes de formación y de posibilidades, han hecho de la prostitución la vía más segura de obtención de ingresos para el sostenimiento de sus familias. Esta actividad, tan arraigada en la comunidad, lleva aparejadas consecuencias de extrema gravedad, que impide a los dommara salir del círculo de la pobreza y la marginación. El índice de abandono escolar entre los niños es muy elevado. Proliferan las enfermedades de transmisión sexual y el contagio del virus del VIH. La violencia en el hogar y el abuso a menores están a la orden del día. Además, la miseria, la discriminación, la falta de formación y el abandono han convertido al tráfico de niños en un lucrativo negocio en la zona.
Esas niñas, que podrían llamarse Sunitha, Ramulamma, Krishna o Anjilamma, conviven con la prostitución en sus propios hogares. Los niños comparten espacio con sus madres y los clientes que éstas pudieran tener, de día y de noche. El peligro ronda a las niñas desde la pubertad, a veces desde antes. Y, si las circunstancias no cambian, heredarán el oficio de sus madres como antes lo hicieran éstas de las suyas.
Ante esta situación, las Hermanas Misioneras Franciscanas de María, que llevan desde 1998 dedicadas a programas de desarrollo de mujeres, jóvenes y niños marginados en varios distritos de Andhra Pradesh, han llevado a cabo, en cuatro aldeas de la zona, un programa de dos años, apoyado por Manos Unidas, con el que se ha conseguido devolver a las mujeres dommara, la dignidad que les corresponde como personas y una conciencia de su valía como seres humanos que les fue arrebatada hace años. Además, se les inició, mediante talleres, en actividades generadoras de ingresos que les han permitido dejar la prostitución. Y se han creado diversos centros de apoyo escolar para los hijos de estas mujeres con muy buenos resultados: al menos 500 mujeres, niños y adolescentes se beneficiaron del proyecto.
El éxito del programa ha sido tal, que las hermanas han puesto en marcha una nueva fase, de tres años de duración, tendente a consolidar la tarea ya iniciada. En esta ocasión, el trabajo se ha extendido a chicos adolescentes que recibirán formación profesional para que contribuyan, al mantenimiento de las mujeres de su familia y de la comunidad. Los chicos reciben charlas acerca del problema de la prostitución y sobre lo que ejercer esta actividad significa para sus madres y hermanas.
Además, para alejar a los niños (principalmente a las niñas) del ambiente, se han aprovechado los centros infantiles existentes en cada aldea para crear centros de acogida nocturna, con capacidad para 20 niños cada uno. Allí los niños recibirán atención sanitaria y apoyo escolar.
Las niñas dommara, como todos los niños del mundo, tienen derecho a soñar. En este día, y a los largo de todo el año, Manos Unidas quiere recordar a los millones de niños sin infancia, sin sueños; a esos millones de adultos prematuros encerrados en pequeños cuerpos, que cada día juegan a sobrevivir en un mundo de mayores.
Manos Unidas es la Asociación de la Iglesia de España para la ayuda, promoción y desarrollo en los países más desfavorecidos. Es a su vez una Organización no Gubernamental para el Desarrollo (ONGD), de voluntarios, católica, seglar, sin ánimo de lucro y de carácter benéfico que, desde 1960, lucha contra el hambre, la deficiente nutrición, la miseria, la enfermedad, el subdesarrollo y las causas que lo producen.