Patronos y Santos
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Ntra. Sra. de San Lorenzo (Ciudad)
El origen de esta devoción se remonta al siglo XI o XII, cuando un sacerdote trajo hasta nuestra ciudad una imagen de la Virgen de la localidad de Consuegra, para protegerla de los saqueos musulmanes. La imagen estuvo originalmente situada en una cueva del exterior de las murallas de la ciudad, junto a la Puerta de Aguadores, por lo que era conocida como Virgen de los Aguadores. Posteriormente fue trasladada a una ermita dedicada a San Lorenzo, en la que recibió culto y su nombre actual; ya en el siglo XV la devoción hizo necesario que se construyera un templo, la iglesia parroquial de San Lorenzo Mártir, del cual se sigue conservando su torre después de haber sido resconstruido entre 1980 y 1987. Invocada como Patrona por Valladolid desde 1637, fue declarada oficialmente como tal en 1917, con motivo de la Coronación Canónica de la imagen por el Cardenal Cos. Tras más de 50 años, la Hermandad de Nuestra Señora de San Lorenzo recuperó en 2003 la procesión popular de la imagen de la patrona en su festividad, el 8 de septiembre.
San Pedro Regalado (Ciudad y diócesis)
San Pedro Regalado (Pedro Regalado y de la Costanilla, conocido como Pedro de Valladolid en su época) nació en la Paza del Ochavo, esquina con la calle Platerías, en el corazón de Valladolid hacia 1390. Fue bautizado en Santa Elena, pequeña iglesia que se convirtió despues en la actual parroquia del Salvador. Huérfano de padre desde muy niño, acudía cada mañana a ayudar a misa en el desaparecido Convento de San Francisco de la Plaza Mayor, donde el trato con los religiosos va madurando su inclinación por la vida religiosa hasta que ingresa en la Orden de San Francisco en 1404, con tan solo 14 años.
Ese mismo año llega a Valaldolid el franciscano vallisoletano Fray Pedro Villacreces, reformador de la Orden, que busca quienes le sigan a la "Porciúncula de España" que va a ser, desde ahora, el eremitorio de La Aguilera, en la provincia de Burgos, junto a Aranda de Duero; sólo le sigue el joven Regalado. Allí vive en una celda hecha de ramas y barro, dedicando diez horas diarias a la oración litúrgica y personal y estudiando para ser ordenado sacerdote, lo cual consigue en 1412.
Desde entonces recorre como apóstol la cuenca media del Duero, dejando en sus pueblos el beneficio de su bondad y su palabra, sus favores y prodigios, que le acreditan como gran predicador del Evangelio, tramaturgo y "el Santo del Duero". Fue también "informador" de novicios desde muy joven, y vicario de La Aguilera y El Abrojo en ausencia y tras la muerte del PadreVillacreces en 1422. Murió en La Aguilera el 20 de marzo de 1456. Fue canonizado en 1746 y declarado, poco después, patrono de Valaldolid y de la diócesis vallisoletana. Su fiesta se celebra el 13 de mayo.