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Carta del Santo Padre Francisco a D. Ricardo Blázquez Pérez, Arzobispo de Valladolid, con motivo de la celebración del 25º Aniversario de su Ordenación Episcopal.
Al Venerable Hermano RICARDO BLÁZQUEZ PÉREZ, Arzobispo Metropolitano de Valladolid.
Es motivo de gran honor para toda la Archidiócesis de Valladolid, y lo es también de gozo para Mí, Venerable Hermano, acompañarte especialmente en este momento con mi felicitación y con mis oraciones, al celebrar el día en que fuiste llamado al más alto ministerio apostólico. Ciertamente debemos dar gracias a Dios, que durante cinco lustros te ha ayudado siempre en el cumplimiento de las funciones del Episcopado. Hemos de considerar como insignes los méritos del servicio pastoral y las muestras igualmente claras de tu ardiente deseo de predicar el Evangelio de Jesucristo a los hombres de nuestro tiempo: nadie duda que éste es el quehacer principal y realmente propio de todo Obispo. Después de los cargos importantes, que tú has cumplido con diligencia –entre los que enumeramos el de Secretario del Instituto Teológico Abulense, el de Profesor de Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca y Decano de esta Facultad en la misma Universidad– el beato Juan Pablo II, nuestro predecesor de feliz memoria, te nombró Obispo Auxiliar Compostelano y te asignó el título de Germa en Galacia. Al ver la diligente dedicación a aquella comunidad, el mismo Pontífice te destinó a la Iglesia de Palencia, a cuyo cuidado pastoral te dedicaste singularmente. Muchas fueron las muestras de tu solicitud, de tal manera que se pensara que podrías prestar una gran ayuda a la Diócesis de Bilbao, de la que fuiste constituido Obispo el día festivo de la Natividad de la Bienaventurada Virgen María del año 1995. Tus servicios llevados a cabo diligentemente, tanto allí como en las Diócesis anteriores, impulsaron a Benedicto XVI, nuestro ilustre predecesor, a ponerte al frente de la Sede Metropolitana de Valladolid, Archidiócesis que gobiernas desde hace tres años. Aunque fueran muchas tus ocupaciones en el gobierno de estas iglesias, sacaste también tiempo suficiente para promover las ciencias sagradas y publicar escritos de Teología. Agradecemos y alabamos sinceramente los estudios que elaboraste con éxito sobre Eclesiología y Teología de los Sacramentos. Has merecido también el agradecimiento porque, como Gran Canciller, favoreciste los proyectos de la Universidad Pontificia de Salamanca. No debemos olvidar la ayuda valiosa que aportaste a la Conferencia Episcopal Española, no sólo como miembro sino también como Presidente de la Comisión para la Doctrina de la Fe durante nueve años, y después como Presidente de la misma Conferencia desde el año 2005 hasta el 2008. Hoy también prestas un servicio a la Conferencia en cuanto ejerces el oficio de Vicepresidente. Por todo lo dicho, quiero participar en la común celebración y la pública acción de gracias por tu ministerio episcopal, Venerable Hermano, en la que se conmemoran sus comienzos y testimonios el próximo mes de mayo. Hago igualmente votos para que el día del Aniversario brille para ti con el mayor gozo posible y difunda una merecida alegría entre los tuyos, con la ayuda de la Bienaventurada Virgen María y con la prenda de la presente Bendición Apostólica que para ti, para el clero y para todos los fieles queridos de la Iglesia de Valladolid imparto muy generosamente.
Desde la Sede Vaticana, en el día 29 del mes de abril, del año 2013, primero de mi Pontificado.
Francisco.
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