• 1ª Lectura. Apocalipsis 7, 2-4. 9-14.

«A precio en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podía contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua.»

• Salmo 23.

• 2ª Lectura: 1 san Juan 3, 1-3.
«Veremos a Dios tal cual es.»

• Lectura del santo evangelio: san Mateo 5, 1-12a.
«Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.»

Viernes, 1 de noviembre de 2013

Solemnidad de Todos los Santos

En el gozo único de la festividad que recuerda  todos los que están con Cristo en la gloria, la Iglesia Santa, todavía peregrina en la tierra, celebra la memoria de aquéllos cuya compañía alegra los cielos, recibiendo así el estímulo de su ejemplo, la dicha de su patrocinio y, un día, la corona del triunfo en la visión eterna de la divina Majestad.

La Iglesia, a lo largo del Año litúrgico hace memoria, venera e imita a los Santos. ¿Quiénes son los Santos? Son los vencedores que vienen de la gran tribulación y han vencido en todas las luchas y ahora son glorificados en el cielo. Los Santos han vividio las bienaventuranzas y son los hijos de Dios.

Recordamos una miniatura sobre la fiesta de Todos los Santos, escrita por el Padre Gago (fallecido el 22 de diciembre de 2012):

Una multitud inmensa,
en maratón de bondad,
llegó triunfante a la meta
tras cubrir, con fatiga y esperanza,
el largo recorrido de la vida.

Sabían que al final estaba Dios.
Y salvaron ágilmente las barreras del mal,
de las dudas, o del abatimiento.

Viven por siempre,
en la apoteosis de la Gloria,
porque lucharon y sufrieron
con el gozo de los hijos de Dios.

Ellos son, todos los Santos.

• 1ª lectura: Lamentaciones 3, 17-26:
«El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.»

• Salmo 129.

• Lectura del santo evangelio: san Juan 14,1-6.
«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.»

Sábado, 2 de noviembre de 2013

Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos

La Santa Madre Iglesia, después de su solicitud para celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de cuantos nos prcedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe sólo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha del pecado y asociados a los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna.