Peregrinación a Zaragoza y Lourdes
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- Categoría: Actualidad Diocesana
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El día 15 de septiembre iniciamos una peregrinación muy mariana, (precisamente en la festividad de Nuestra Señora de los Dolores). La primera etapa la hicimos hasta Zaragoza, dónde celebramos la Eucaristía en la Santa capilla, fue una concelebración muy emotiva: Se reunieron Claretianos de todo el mundo que estaban celebrando de Barbastro, un encuentro, para profundizar en el espíritu y entrega de los mártires que allí reposan. Precisamente nuestro Apostolado peregrinó el año pasado a ese lugar y pudimos contemplarlo en directo.
Después de la comida seguimos camino hacia Lourdes, pudimos disfrutar del maravilloso paisaje atravesando los Pirineos. Llegamos al hotel y después de la cena nos dirigimos al Santuario para saludar a la Madre y participar en el rosario de antorchas, la explanada estaba repleta de almas y de velas que con su presencia, daban testimonio de una fe viva.
El domingo fue un día muy completo, iniciamos con la Eucaristía a primera hora en la gruta. Tiempo para la oración personal en los múltiples lugares que hay para ello, confesiones, poder bañarse en las piscianas, compras. Etc. La tarde la dedicamos a visitar los lugares en que vivío Bernardita con su familia, en la parroquia renovamos las promesas bautismales. Y por la tarde participamos en la procesión de los enfermos. Es uno de los actos más impresionantes y significativos en Lourdes; son muchas las reflexiones que se pueden hacer ante esa multitud de enfermos , que con gran fervor y esperanza esperan de la Virgen: consuelo, fuerza, alegría para sobrellevar cada uno su dolencia y ¡todos somos enfermos!... Terminamos el día también participando en grupo en la procesión de antorchas.
El lunes Celebramos la Eucaristía en uno de los altares de la fachada principal de la basílica y a continuación iniciamos el Vía-Crucis, en esta ocasión hicimos dos grupos para que las personas que tengan dificultad para hacerlo por la montaña, lo pudieran hacer por la zona preparada para ellos, un Vía-Crucis con esculturas modernas; pero muy emotivas.
Después de compartir en la comida, nos pusimos en camino hacía Valladolid, con el corazón lleno de agradecimiento y alegría por todos los beneficios recibidos en estos días.