"Villagarcía de Campos, nuestra vida, nuestras imágenes", es el libro editado por el Ayuntamiento de Tierra de Campos con los recuerdos, las imágenes, las sensaciones y las anécdotas de quienes viven en él. Varios autores reflejan aquellos primeros contactos con sus gentes o cómo es la vida en este lugar con profundas raíces históricas que no renuncia a una proyección de futuro. Entre sus escritores se encuentra Primitivo de Miguel sj, miembro de la comunidad de la Compañía de Jesús de la residencia de la colegiata de San Luis.

“No había cumplido los 17 años, cuando vine por primera vez a Villagarcía. Era el 28 de octubre de 1958, ya que recuerdo que al pasar por Villabrágima, estaban tocando las campanas. La razón era que había salido elegido ese día Papa, Juan XXIII. El Papa bueno que sin duda nos envió a todos una sonrisa de parte de Dios.  Mi venida a Villagarcía fue para sustituir al cocinero que tenía la pequeña comunidad que estaba llevando las obras: Barcón, Cortabarría, Barrena, Molins… y alguno más. Fue mi primer contacto con las gentes que frecuentaba la casa, grato recuerdo de sencillez y nobleza castellana”. Así comienza Primitivo de Miguel sj su relato 'Villagartcía con amor', fiel reflejo de la presencia de la orden en esta localidad y la colaboración estrecha con sus gentes.

A finales de septiembre, el siglo XVI ha regresado a Villagarcía de Campos. Desde hace ocho años, la Asociación Amigos de la Historia de Villagarcía trata de recuperar parte del esplendor de esta villa con el ‘Encuentro entre don Juan de Austria y el rey Felipe II’. Todo un acontecimiento festivo que se ha aprovechado para presentar el libro y para entregar los Premios Juan de Austria a aquellas personas que de una manera u otra trabajan a favor de este municipio de Tierra de Campos (en la fotografía los galardonados en esta úlima edición). Y en esta fiesta, la comunidad de los jesuitas participa activamente puesto que tres miembros de la Compañía pertenecen a la organización convocante: Félix Rodríguez, Primitivo de Miguel y José María Herreras, el único jesuita nacido en este municipio vallisoletano.