Una jornada para el encuentro
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- Categoría: Actualidad Diocesana
- Escrito por Iglesia en Valladolid
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6-5-2013 - Una jornada para el encuentro. Encuentro con quienes forman parte de la Compañía de Jesús, y con quienes alientan y apoyan desde sus responsabilidades las obras emprendidas por los jesuitas en la provincia de Castilla. Antes de comenzar con su apretada agenda, el Padre General de la Compañia de Jesús Adolfo Nicolás, vistió al padre Abel de las Heras, ingresado en el Hospital Río Hortega. De ahí, se dirigió a la sede arzobispal donde compartió media hora con monseñor Ricardo Blázquez. Y a partir de las 11.30 h. arrancó el encuentro con los superiores de comunidades jesuitas y con los directores de obra de la provincia en el Colegio San José. En este foro ahondó en "el Liderazgo necesario en la Compañía de estos tiempos”. Reflexionó en clave ignaciana sobre las cualidades que han de poseer quienes asumen sus responsabilidades y se comprometen con la misión encomendada. En su análisis desgranó cada una de las señas de identidad que hacen de la persona un líder para alcanzar el bien común, más allá de sus intereses personales, “sirviendo sin apego, con libertad de uno mismo”. Habló de ingredientes y condiciones que conforman el perfil del liderazgo también espiritual: libertad, transparencia, valores religiosos y sentido de pobreza como opción vital por el servicio y la justicia.
La mañana terminó con la eucaristía en la iglesia del colegio, en la que estuvo acompañado por un nutrido grupo de jesuitas y por aquellos que participan día a día en el desarrollo de las obras. Se sumaron además laicos que colaboran en las obras de Valladolid, y una pequeña representación de los alumnos del San José, que se encargaron del ofertorio. En la homilía, al hilo de la lectura de los Hechos de los Apóstoles, el P. Nicolás ahondó en la hospitalidad como forma de vida que ha de hacerse presente entre iguales y más entre quienes son diferentes. “Acaba la misa pero no acaba nuestra misión, la hospitalidad”, finalizó el General.
Para terminar la mañana, un pincho y un vino en el claustro del colegio. Ocasión para que muchos pudieran saludar al Padre Nicolás, así como encontrarse en un ambiente más distendido. Y ahora, toca lo complicado, que es hacer real eso del liderazgo al servicio del bien común en nuestro mundo, en nuestra Iglesia y en nuestras sociedades. Pero hay que intentarlo.