28.febrero.2014__ Los agentes de la Pastoral Social y de la Caridad de la diócesis de Valladolid se dieron cita en el Centro de Espiritualidad para preparar el tiempo de Cuaresma que el próximo miércoles 5 de marzo iniciamos toda la Iglesia. El retiro, que llevó por lema "La injusticia ... no la mires nunca sin rezar", estuvo animado por el sacerdote diocesana Antonio Verdugo, párroco de Santo Toribio e impulsor del proyecto "Delicias, un barrio para todos y todas".

Se desarrolló en dos momentos. El primero fue más de reflexión. Se partió de la respuesta de Sebastián Mora, secretario General de Cáritas Española, a una pregunta en una reciente entrevista: "¿Y cómo podríais comprometeros más?". La respuesta de Mora fue: "Creo que hay tres cuestiones fundamentales. La primera es una profunda espiritualidad. Creo que hoy en día sin una espiritualidad viva es imposible tener un compromiso con el mundo de la pobreza. Pienso que la oración y la visión contemplativa de la actividad es absolutamente indispensable para el compromiso con los más pobres."

La reflexión de Antonio Verdugo a partir de aquí podría resumirse de la siguiente forma. El amor de Dios nos sostiene en el compromiso por la justicia. Por ello, partimos de la vida y, a la luz y bajo la fuerza del evangelio, elaboramos signos de la misericordia de Dios.

La segunda parte del encuentro fue de oración. Tomando como punto de partida la Palabra, más concretamente, el evangelio del buen samaritano (Lucas 10, 25 - 37), los participantes fueron dando varios pasos, ayudados por símbolos (un gran cartel de un camino), oraciones y canciones.
 
El primer paso fue interiorizar el texto evangélico, tomando conciencia de la misericordia de Dios con nosotros, de los "tirados" en el camino que nos encontramos y de nuestra actitud hacia ellos. Esta toma de conciencia tornó en oración de súplica y de acción de gracias, siguiente paso, que condujo al último, en el que comunitariamente los asistentes se reconocieron como hijos amados del Padre y todos parte de la familia humana rezando juntos el Padrenuestro.

En ese clima de oración, las iniciales dificultades se 'convirtieron' en oportunidad para el servicio, para el sacrificio, para el compartir, ... que hicieron de este encuentro un momento vivo de experiencia comunitaria de fe, alentador del compromiso caritativo.