Centenares de vallisoletanos velan a D. José
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- Categoría: Actualidad Diocesana
17.marzo.2014__ A las 16:30 h. se abría en el Palacio Arzobispal de Valladolid la capilla ardiente con los restos de D. José Delicado Baeza (1927-2014), arzobispo emérito de Valladolid. Centenares de vallisoletanos se han acercado para dar su último adiós al que fue pastor de la Iglesia de Valladolid durante 27 años (1975-2002).
Uno de los primeros en llegar a la capilla ardiente fue Juan Vicente Herrera, presidente de la Junta de Castilla y León, que estuvo acompañado por el delegado territorial, Pablo Trillo-Figueroa.
También el presidente de la Diputación, Jesús Julio Carnero, quiso visitar la capilla ardiente, así como numerosos religiosos y religiosas, sacerdotes y representantes de la sociedad vallisoletana.
El funeral Corpore in sepulto será hoy martes, 18 de marzo de 2014 a las 17:00 h. en la S.I. Catedral de Valladolid. A continuación, el cadáver de D. José será enterrado en la capilla del Sagrario del templo mayor de la diócesis.
Artículos publicados por Javier Burrieza Sánchez en Iglesia en Valladolid (IEV) entre junio y diciembre de 2010
Declaraciones:• Luis J. Argüello García, vicario general de la diócesis. • Superiora de las Hermanitas de los pobres. • Javier León de la Riva, alcalde de Valladolid. • Juan Vicente Herrera, presidente de Castilla y León. • Ramiro Ruiz Medrano, delegado del gobierno en CyL. • Jesús Julio Carnero, presidente de la Diputación provincial.
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Han confirmado su presencia en el funeral varios obispos españoles: el cardenal Carlos Amigo, arzobispo emérito de Sevilla; D. Braulio Rodríguez, arzobispo de Toledo; D. Francisco Cerro, obispo de Coria-Cáceres; Raúl Berzosa, obispo de Ciudad Rodrigo,...
Elogio por el obispo fallecidoBien podemos recordar, en este momento, aquellas palabras de elogio por el obispo fallecido con las que San Agustín se dirigía a los fieles de una ciudad norteafricana en la que presidía su funeral y a los que invitaba a seguir su ejemplo: “A causa de nuestra debilidad, no podemos no sentir tristeza, pero debe consolarnos la esperanza. Todos queremos que los buenos vivan más tiempo con nosotros y no queremos que los compañeros nos abandonen en esta vida tan áspera; más, yendo delante quienes han vivido santamente, nos exhortan con su ejemplo para que, ya vivamos aquí por largo tiempo, ya salgamos pronto, vivamos de tal manera que lleguemos hasta donde están ellos. (…). Todo lo que hizo entre vosotros exhortándoos, dirigiéndoos la palabra, proponiéndose a sí mismo como ejemplo de alabanza y adoración a Dios, conservadlo en vuestra memoria, y vosotros seréis su más hermosa memoria. Para él no significa grandeza ninguna el ser colocado en un panteón de mármol, sino el perdurar en vuestros corazones. Viva sepultado en sepulcros vivos. Su sepultura es vuestro recuerdo. Vive junto a Dios, siendo él feliz; viva en vosotros, para ser felices vosotros” (San Agustín, Sermón 396).
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