Mensaje de Navidad de don Ricardo Blázquez
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- Categoría: Actualidad Diocesana
Quiero felicitar cordialmente la fiesta de Navidad a todas las personas y a todas las familias de Valladolid.
Para mí es una oportunidad preciosa para compartir el gozo de esta fiesta.
Con mis palabras quiero hacerme eco del saludo del ángel a los pastores que, al trasmitirles la noticia de un acontecimiento que iba a ser motivo de gozo para la humanidad entera, para Israel y para todos nosotros, les dijo: "Hoy en Belén nos ha nacido el Salvador del mundo".
Este es el foco del que irradian todas estas manifestaciones en los días anteriores y posteriores a la Navidad: hay un ambiente de fiesta, las familias se reúnen especialmente, en nuestras calles y plazas hay adornos significativos y nos hacemos regalos para expresar afecto y simpatía. Pero no hay que olvidar que en el centro de todo está el Salvador de la humanidad, nacido en un humilde pesebre.
A través de mi felicitación quiero llegar a todas las familias, y particularmente a las que se sienten golpeadas, en la situación presente, por diversos motivos: la enfermedad o la muerte de alguno de sus miembros, las estrecheces de tipo económico, la oscuridad de cara al futuro...
Y particularmente quiero mostrar mi afecto a los niños que han quedado tan injustamente huérfanos porque uno de sus progenitores, su padre particularmente, les ha privado de la madre. Es una situación realmente impresionante el que la suprema intimidad se convierta en manifestación suprema de la crueldad y de la violencia.
También quiero manifestar mi cercanía a todos los ancianos que se encuentran en residencias y a sus familiares. Jesucristo, nacido para nuestra salvación, nos ayuda a llevar las cargas de la vida y nos invita a acercarnos a Él. De este modo, se convertirá en el Cirineo de tantos pesos que nos agobían: la enfermedad, la decrepitud de los años, la soledad,...
Que Jesús, nacido en Belén, nos enseñe a vivir pacíficamente —en su nacimiento los ángeles anunciaron la Paz– y nos ayude a comprender la situación de precariedad de tantas familias.
Finalmente, invito a todos a elegir la sobriedad y no el despilfarro: el despilfarro a todos nos daña mientras la sobriedad nos dignifica a todos.
Queridos amigos y amigas: ¡Felices fiestas de Navidad!