Toma de posesión del nuevo rector del Seminario
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- Categoría: Actualidad Diocesana
31.agosto.2015__ Don Ricardo Blázquez, cardenal-arzobispo de Valladolid, presidió en la capilla del Seminario vallisoletano la Eucaristía de toma de posesión del sacerdote Fernando García Álvaro (hasta ahora párroco de Nuestra Señora del Pilar) como nuevo rector de la institución diocesana donde se gestan los nuevos presbíteros.
El decreto de nombramiento fue firmado por el cardenal arzobispo de Valladolid el 15 de agosto de 2015, fiesta de la Asunción de María.
Para el curso 2015-2016, el Seminario mayor estará formado por 7 seminaristas y 3 diáconos. El Seminario menor contará con 30 alumnos.
En su homilía, don Ricardo ha mostrado su gratitud al rector saliente, el sacerdote Aurelio García Macías, por sus cuatro años de servicio al frente del Seminario y que ha sido llamado por el papa Francisco para integrarse en la Congregación para el Culto Divino, como experto en liturgia.
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Como muestra de comunión eclesial, ambos sacerdotes concelebraron con don Ricardo Blázquez la Eucaristía a la que asistieron decenas de fieles, numerosos sacerdotes y religiosos y los miembros de la comunidad del Seminario.
Para ilustrar el relevo al frente del Seminario de Valladolid, don Ricardo insistió en que tanto Aurelio García como Fernando García "comienzan una nueva etapa de su vida que seguirá estando marcada por su disponibilidad al servicio de la Iglesia y de anuncio del Evangelio. Como siempre que se empieza una nueva tarea, es lógico tener un cierto temor pero la confianza en que el Señor está con nosotros, nos alienta y nos acompaña".
Dirigiéndose a los asistentes a la Eucaristía, don Ricardo reiteró la necesidad de orar por las vocaciones y trabajar por ellas porque, "aunque no es la única tarea de la Iglesia, la vitalidad de la diócesis depende de ella". |
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Toma de posesión de Fernando García Álvaro
"Yo, al asumir el oficio de rector del seminario diocesano prometo mantenerme siempre en comunión con la Iglesia Católica, tanto en lo que exprese de palabra como en mi forma de obrar. Cumpliré con diligencia y fidelidad las obligaciones a las que estoy comprometido con la Iglesia, tanto universal como particular, en la que he sido llamado a ejercer mi sevicio según lo establecido por el derecho. Seguiré y promoveré la disciplina común a toda la Iglesia y observaré todas las leyes eclesiásticas, ante todo aquellas contenidas en el Código de Derecho Canónico. Con obediencia cristiana acataré lo que enseñen los sagrados pastores, como doctores y maestros auténticos de la fe, y lo que establezcan como guías de la Iglesia. Y ayudaré fielmente a los obispos diocesanos para que la acción apotólica que he de ejercer en nombre y por mandato de la Iglesia se realice siempre en comunión con ella.
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