La Vigilia Pascual, Madre de todas las Santas Vigilias
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- Categoría: Actualidad Diocesana
15.abril.2017 | Sábado Santo__ Don Ricardo Blázquez, cardenal arzobispo de Valladolid presidió en la S.I. Catedral de Valladolid la Santa Vigilia Pascual, acompañado por un gran número de fieles y varios miembros del Camino Neocatecumenal.
Según una antiquísma tradición, esta es una noche de vela en honor del Señor, y la Vigilia que tiene lugar en la misma, conmemorando la Noche Santa en la que el Señor resucitó, ha de conisderarse como "la Madre de todas las Santas Vigilias" (san Agustín).
Durante la Vigilia, la Iglesia espera la Resurrección del Señor y la celebra con los sacramentos de la iniciación cristiana. Los fieles, tal como recordó don Ricardo en su homilía "deben asemejarse a los criados que con las lámparas encendidas en su manos esperan el retorno de su Señor, para que, cuando llegue, los encuentre en vela y los invite a sentarse a su mesa. (Lc 12, 35-48)"
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La Vigilia comenzó con la bendición del cirio pascual que significa que Cristo ha resucitado, y desde él brota para nosotros la luz de la fe. Con los cirios encedidos se procedió a escuchar el pregón pascual: "Esta es la noche de la verdadera liberación, en la cual, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorios del abismo".
Después tuvo lugar la liturgia de la Palabra, en la que se leyeron las siete lecturas, desde la Creación hasta la Resurrección, siendo la lectura del libro del Éxodo la más importante. Esta lectura narra el paso de los israelitas por el Mar Rojo cuando huían de las tropas egipcias, siendo así salvados por Dios, al igual que ocurre en la noche de Sábado Santo en la que Dios nos salva por la mediación de su Hijo. A cada lectura le siguieron varias oraciones, que permitieron a los fieles acercarse a la plenitud que narró el Evangelio: "Cristo ha resucitado, como había dicho". Antes, el canto del Gloria y de modo muy especial el Aleluya, que introdujo a los asistentes en la alegría pascual.
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«La celebración en la Noche Santa en la que el Señor resucitó, ha de considerarse como la Madre de todas las Santas Vigilias» (san Agustín)
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