Domingo de la Divina Misericordia
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- Categoría: Actualidad Diocesana
23.abril.2017__ Con una gran participación de fieles y devotos, se celebró en Valladolid la Fiesta de la Divina Misericordía (que la Iglesia católica conmemora el II domingo de Pascua)
Los actos comenzaron a las 18:00 h. en la S. I. Catedral de Valladolid, con la celebración de la Eucaristía presidida por don Luis J. Argüello, obispo auxiliar de Valladolid. En su Homilía, expresó que “la Misericordia siempre ha estado presente en la Iglesia y el Año Santo subrayó que el amor de Dios se llama Misericordia, porque toca nuestras miserias, la realidad del pecado, las estructuras de pecado que hacen sufrir a tantos”. En el contexto de la Pascua, don Luis afirmó que Jesús, con su Resurrección, “nos recuerda que Él es vencedor de la muerte y del pecado a través del Sacramento del Perdón, de la Confesión” y pidió reiteradamente que “nos acerquemos a las personas” no para juzgarlas y pasarles factura, sino “para que experimenten la misericordia”.
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En las preces eucarísticas, se rogó por los pobres, por los enfermos…, y se pidió que se encuentre remedio para las “enfermedades raras”.
Durante la santa Misa varios sacerdotes estuvieron en los confesionarios haciendo llegar, a cuantos lo desearon, el perdón y la ternura misericordiosa de Dios: ¡cuánto dolor cargan muchas personas!¡cuántas vivencias y experiencias que han roto el corazón de algunos! y qué hermoso poder acoger, animar, tratar de ofrecer el bálsamo para las heridas...
Además, la Santa Misa contó con la brillantez vocal del Coro diocesano y la excelencia musical de Pilar Cabrera y los acordes del órgano Allen de la S.I. Catedral.
Al concluir la Eucaristía, comenzó la procesión popular por la calles del centro de Valladolid, con las imágenes del Cristo de la Divina Misericordia y acompañada por la banda de Gaitas de la cofradía de La Piedad.
Durante la procesión, Julio A. de Pablos, rector de la Basílica de la Gran Promesa, dirigió el rezo de los misterios luminosos —en homenaje a san Juan Pablo II— y se hizo una parada en la Plaza del Salvador, junto a la escultura de san Pedro Regalado. Allí, don Luis J. Argüello dirigió una oración al patrón de la capital y de la diócesis.
Los actos del domingo de la Divina Misericordia concluyeron en la Basílica de la Gran Promesa. |
«En esta Fiesta, las compuertas de la Divina Misericordia están abiertas. Que ningún alma tema acercarse a Mi (…). Quien no quiere pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi Justicia»
(Diario, nº 1140 de santa Faustina)
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