"El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres" (Sal. 126, 3)

Después de una acogida calurosa y gozoso encuentro entre los hermanos, comenzamos en Oración de Alabanza e Invocación al Espíritu Santo. Alabanza, Invocación al Espíritu Santo, Eucaristía, Adoración, Predicación y Testimonio fueron los platos fuertes del encuentro, a través de los cuales el Señor se derramó con fuerza y poder.

Su presencia nos envolvía y somos testigos del amor de Cristo vivo y resucitado en medio de nosotros, actuando como en Palestina cuando predicaba la Buena Nueva. Aquí también nos dijo "Levántate y anda", "Tus pecados te son perdonados", etc.

"Haz llover, abre las puertas del Cielo", fue una de nuestras canciones, y las puertas se abrieron: la lluvia, el fuego, el poder del Espíritu Santo vino sobre la Asamblea y sucedieron cosas maravillosas. Solo desde la fe y la experiencia profunda de Cristo que vive hoy en medio de nosotros, y actúa a través de nuestra pobreza y miseria, podemos comprender y explicar sus maravillas.

"En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, hará él también la sobras que yo hago, y hará mayores aún". (Jn. 14, 12).

El lema de la Asamblea era: "Reaviva el don de Dios que hay en tí" (Tim. 1, 6), y la apertura de los hermanos hizo que el Señor tocara los corazones y qeu hubiera mucha sanación interior. Unida a ésta somos testigos de sanaciones físicas, para que la gloria de Dios se pudiera manifestar.

¡A Él sea la gloria y la alabanza!