Ordenación sacerdotal de Alfonso Alonso-Lasheras
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- Categoría: Actualidad Diocesana
- Escrito por Iglesia en Valladolid
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14.junio.2014__ “No es un fin en sí mismo, es un medio, un instrumento para continuar sirviendo en la construcción de un mundo mejor”. Así expresa Fonfo Alonso-Lasheras el sentido de su ordenación presbiteral que tuvo lugar el sábado 14 de junio, a las 18h. en la iglesia Corazón de Jesús, de la mano del arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez — Homilía completa de D. Ricardo Blázquez.. Para Fonfo es un paso más de todos los que ha ido dando en la Compañía de Jesús desde que se incorporó en 2004. Cada etapa le ha permitido ir fortaleciendo su primera vocación, expresada en los votos emitidos tras el noviciado de obediencia, castidad y pobreza. De ahí, su formación en Salamanca, sus primeras tareas encomendadas en Gijón, luego, Tanzania y los últimos tres años, Brasil, le han conducido hacia este día. Y después de éste, vendrán otros en los que el sentido siga siendo el mismo: “la construcción del Reino”, al modo de san Ignacio y con el aliento y apoyo de la Compañía de Jesús.
Fonfo, de 32 años de edad, es de Valladolid. Estudió Ingeniería Química mientras que jugaba al rugby en el equipo de El Salvador. Con él se proclamó campeón de España cadete, juvenil y junior y logró dos Ligas, una Copa del Rey en División de Honor y participó en todas las categorías inferiores de la selección española hasta que cumplió 23 años de edad, momento en el que decidió ingresar en la Compañía de Jesús. Pero para tomar el rumbo vital como jesuita, pasó por un proceso interior provocado por una lesión, que le obligó a permanecer siete meses fuera de la competición de rugby. Mucho tiempo libre y mucho tiempo para pensar en el sentido de la vida. A raíz de eso, se incorporó en el Centro Loyola, de pastoral universitaria, desde donde desarrolló dos voluntariados: uno en la cárcel y otro en el Hogar Pax atendiendo a inmigrantes y sin techo. Todo esto le movió a cambiar y retomar un nuevo rumbo y ampliar "mi vida a más gente". El sábado marcó un hito de su vida como jesuita, pero no porque suponga el fin para el que se ha estado preparando todos estos años. Es especial porque le reafirma en su vocación y le empuja a seguir sirviendo ya como sacerdote. Y porque lo compartió con muchos y buenos amigos que ha ido encontrando a lo largo de su vida.