22.octubre.2016__  Más de un centenar de religiosas y religiosos de la Diócesis de Valladolid, se encontraron en la Parroquia de la Milagrosa de Valladolid, para agradecer al Padre, por Jesucristo, en el Espíritu Santo, el don de la vocación y de la consagración. Era un encuentro en comunión con toda la Iglesia.

Dentro del Año de la Misericordia era una ocasión propicia para dar gracias por el don de la llamada que muchos hombres y mujeres han recibido, a la que un día dieron respuesta con alegría y entrega generosa.

Tal como nos ha recordado el Papa, en distintas ocasiones, hemos intentado que la profecía caracterice nuestra vida y nuestra Misión. Esta profecía, que es vida centrada en Dios y en los crucificados de este mundo, se nos presenta ahora desde la misericordia para anunciar y testimoniar la alegría y el perdón.

Las palabras que el Papa dirigió al comienzo de este año nos han alentado a vivir apasionadamente nuestro presente, nuestro hoy, para estar abiertos al futuro con esperanza, a vivir llenos de humanidad el seguimiento a Jesús, encarnados en las periferias existenciales del dolor de la humanidad.

Si «el nombre de Dios es Misericordia», como dice el Papa, sus apellidos bien pueden ser los 14 modos que, desde hace siglos, los Religiosos y Religiosas hemos tratado de vivir el amor de Dios.