La Enseñanza de la Religión Católica en la Escuela: una oportunidad ¿te la vas a perder?
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- Categoría: Actualidad Diocesana
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Estamos comenzando el tiempo de escolarización y de búsqueda -por parte de las familias y de sus hijos-, del mejor Centro y opción educativa. Por este motivo parece oportuno presentar las cualidades de la enseñanza de religión en la escuela (ERE), ya que esta colabora a la hora de promocionar a la persona humana en todos los ámbitos. Elegir Religión no es lo mismo que no elegirla como veremos a continuación.
Elegir religión católica significa optar por cuestiones que interesan a la persona humana pues nadie habla mejor de la persona que el cristianismo y nadie ofrece mayor riqueza a la persona humana que el cristianismo. El papa Juan Pablo II, en su primera Encíclica Redemptor hominis (nº. 10), dice que “el profundo estupor ante la persona humana se llama Evangelio, se llama cristianismo”.
¡Qué belleza de expresión, qué sublime es su significado!. Solo Cristo se ha puesto ante la persona humana en esos términos, y esto es así porque el Hijo de Dios haciéndose hombre, encontrándose con el hombre, hace posible que el hombre se encuentre con Dios, participe de su vida, le vea cara a cara, cada persona de un modo único e irrepetible.
Esto es lo que el lema del cartel que adjunto, elaborado por la Conferencia Espiscopal Española, quiere señalar, invitando a ver a Jesucristo como “el camino, la verdad y la vida” del hombre y del discurrir de la Historia.
Elegir religión católica en la Escuela significa optar par la madurez humano-cristiana de la persona. Significa que se aprende a crecer en plenitud, según la medida de Cristo. Jesús es el Maestro que lleva a Dios, que proporciona felicidad porque es el que da sentido a la vida del hombre y de la Historia y es el que invita a vivir en plenitud y con gozo todas las situaciones de la vida humana. Las clases de religión aportan conocimientos y desarrollo intelectual, pero también ofrecen claves para que la persona madure en otros ámbitos como son: los sentimientos y afectividad, la voluntad, la conciencia del bien, el sentido de la justicia y de la paz, las relaciones interpersonales fraternas y solidarias, y un trato ejemplar con la naturaleza.
Queriendo compartir toda esta riqueza, invito a elegir la ERE, dirigiéndome a toda persona que quiera integrar la dimensión transcendente de la persona en el conjunto de los saberes presentes en el ámbito educativo, apelando vuestra colaboración para que, entre todos: familias, parroquias y escuelaspodamos ofrecer, a los chicos de hoy día, claves con las que entender la propia vida, el mundo, la cultura y la Historia, así como proporcionar los valores personales y sociales que aporta la concepción de persona que ofrece el cristianismo, algunos de los cuales ya hemos citado y que son los que de verdad hacen felices.
¿Te lo vas a a perder?