Lourdes: lugar de fe y amor
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- Categoría: Actualidad Diocesana
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Un año más, en los días del 21 al 24 de Julio, la Hospitalidad de Nuestra Señora de Lourdes de Valladolid ha realizado la XXIV peregrinación diocesana al Santuario mariano de Lourdes, presidida por su arzobispo, Don Ricardo Blázquez. Unos 150 peregrinos, enfermos y hospitalarios se pusieron en camino en la mañana del 21 de julio hasta llegar a Lourdes, ese precioso lugar donde la Virgen María quiso mostrarse a la vidente Bernardita y hacerle partícipe de un mensaje del que aún seguimos alimentándonos. Algunas de las actividades allí realizadas fueron las siguientes: la celebración de la Eucaristía presidida por Don Ricardo en la capilla de San José; la Misa internacional concelebrada por varios obispos y casi 200 sacerdotes; la celebración penitencial y la procesión mariana de las antorchas, presidida por nuestra Hospitalidad, así como la Eucaristía en la gruta y el Vía crucis por la montaña, para los peregrinos, y por al lado del río para los enfermos.
También hay que destacar la animada convivencia realizada el último día, en el que muchos enfermos y peregrinos se animaron a contar poesías o cantar canciones y también algunos hospitalarios realizaron una divertida obra de teatro. Han sido días intensos, de cuidado a los enfermos, de oración, de convivencia fraterna entre todos y también de poner ante la Virgen María todas las intenciones y necesidades que cada uno llevaba en el corazón. Lourdes es un trocito de cielo, estar allí es contagiarse de la paz y el amor que todo un Dios revela a través de su madre María. Al volver hacia Valladolid, se celebró la Eucaristía en el Santuario de Arántzazu, un bonito paraje en el que todos pudieron dar gracias a María por tan buena peregrinación. Fue Don Jesús Hernández, consiliario de la Hospitalidad, quien en su homilía animó a todos los presentes a ser agradecidos con el Señor y a poner en práctica aquellos propósitos ofrecidos a la Virgen, fruto de la peregrinación. En el camino de vuelta hasta Valladolid, muchos hospitalarios, enfermos y peregrinos que por primera vez viajaban hasta este santuario, ofrecieron su testimonio. Una vez más se palpaba en sus palabras la maravilla de ser cristiano y la gran obra que Dios va haciendo en aquellos que se dejan. Que santa Bernardita y nuestra Señora de Lourdes intercedan por todos nosotros, y que el próximo año podamos volver, para poner ante la Madre nuestras vidas, con sus alegrías y tristezas.