Celebración de la Vigilia de Oración por la Vida 2012
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- Categoría: Defensa de la Vida
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Organizada por la Delegación diocesana de Familia y Vida con la Asociación Evangelium Vitae, el lunes 26 de marzo se celebró con motivo de la Fiesta de la Anunciación del Señor y con el lema “Ama la vida, toda la vida”, en la Catedral de Valladolid, la tradicional Vigilia por la Vida, en su XIII edición. Los sublimes acordes del coro catedralicio, acompañados por el órgano de la catedral, intensificaron la solemnidad del acto, en el que participaron casi un millar de fieles.
Tras el rezo del Santo Rosario, dirigido por representantes de diversas asociaciones laicales, se celebró la Santa Misa, presidida por el Vicario General, Ilmo. Sr. D. Luis Argüello, quien destacó, en su homilía, el valor sagrado de toda vida humana desde su principio, en la concepción, hasta su término, el de la muerte natural. “Si es verdad,- dijo- y lo es, que hay razones desde un punto de vista natural para defender la vida, esto se potencia para un cristiano a la luz de Cristo, cuya Encarnación, en el seno de María, cambió la Historia y trajo la Salvación”. Dirigiéndose a todos, pidió, a cada uno: “¡Solidarízate principalmente con la vida más débil, con la más frágil!”. Lleva razón, Argüello: “compartimos con todos los hombres de buena voluntad, el grito imperativo del sí a la vida, en ese impulso ético a favor de toda vida”; pero “los cristianos tenemos un impulso más, que es un indicativo: la segunda persona de la Santísima Trinidad, el Hijo, se encarnó por obra del Espíritu Santo y se hizo hombre. Este acontecimiento que hoy celebramos, el de la Encarnación, sucedido en el tiempo, hace nueva la Historia y hace ver que la vida humana es sagrada”. “Defender la vida- insistió Argüello- no es exclusivo de los cristianos, es un ejercicio de razón, un punto imprescindible para construir un consenso ético (…). Podemos compartir con nuestros conciudadanos motivos suficientes para luchar por la vida; pero, ¿cómo callar que la vida humana es don de Dios, imagen y semejanza de Dios? (…)”. Al terminar, pidió a la Virgen, “que cuide con su manto de protección a todas las madres”.
Al salir de la Catedral, la abuela de un niño en gestación, comentaba: me emocionó ver en el ofertorio a muchos niños que llevaban la ecografía del hermanito que esperan. A su hija embarazada le llamó la atención la manta que ofrecía un matrimonio joven con su hijita de pocos años y que simbolizaba la atención que debemos tener en la familia con nuestros ancianos. Particularmente emotivo fue el momento en que las madres embarazadas se acercaron al altar para recibir, al pie de la Virgen de la O, una bendición especial. En nombre de todas, una de ellas hizo, en voz alta, la oración de la madre embarazada.