Valladolid en la JMJ - 3
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- Categoría: Actualidad Diocesana
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Juan Carlos Plaza, Delegado de Catequesis de Valladolid nos relata las experiencias de los peregrinos de nuestra diócesis en Madrid durante la Jornada Mundial de la Juventud.
DÍA 5:
El viernes por la noche se pudieron admirar los pasos del viacrucis y, por ello, muchas personas se acercaron a verlo, no solo de la JMJ. Un auténtico museo andante. Para los que somos de Valladolid nos llamó la atención participar en una procesión de pasos de Semana Santa con el calor que hacía. Nuestra estación fue la 13: "Jesús en brazos de su madre" (La Quinta Angustia de Gregorio Fernández).
El sábado por la mañana tuvimos la Misa para los peregrinos de Valladolid en la parroquia de San Diego. Presidió D. Luis Argüello, nuestro vicario general, y concelebraron con él los sacerdotes de nuestra diócesis que habíamos acudido.
A partir de ahí comenzamos la dispersión y marcha hacia "Cuatro Vientos".
La hora tope de entrada era las 17,00h pero alguien nos dijo que por la mañana ya estaba bastante lleno. Así que comenzamos el éxodo. Los medios de transporte estaban abarrotados de peregrinos, que aun sufriendo por no poder entrar en el primer metro que llegaba, o el calor,... no dejábamos de cantar y animar la marcha.
Hoy todo ese sufrimiento no es más que una anécdota y ya no nos acordamos de nada de eso. Lo que sí nos dejó huella fue todo lo demás: lo vivido, la experiencia.
Algunos de los nuestros no pudieron entrar. El aeródromo estaba plagado de gente. A nosotros nos costó encontrar un hueco en nuestra área. La canción: "Un nuevo sitio disponed para un amigo más, un poquitín que os estrechéis y se podrá sentar,...", nos ayudó en algún momento de las Jornadas.
El calor y la aglomeración fueron las notas del día. No obstante, cuando se iba acercando la hora que el papa llegara para la Vigilia, se fue encapotando el cielo y los que somos de la tierra fuimos previendo la que se avecinaba.
Por las pantallas pudimos ver la visita de Benedicto XVI de la fundación "Instituto San José" que dirigen los HH. de San Juan de Dios en Madrid. Pudimos escuchar la carta de un joven con discapacidad física, arquitecto de profesión, en la que pedía al papa que impulse a las personas con discapacidad. El Santo Padre defendió la dignidad de cada vida.
La vigilia comenzó pero al poco tiempo tuvo que parar por el viento y el agua. El Papa soportó muy bien entre paraguas. Tanto él como los jóvenes estuvieron a la altura de las circunstancias. La oración se tuvo que acortar considerablemente y no llegamos a escuchar el mensaje total de Benedicto XVI. Estaba previsto que el papa contestara las preguntas que cinco jóvenes le habían hecho previamente. Sin embargo, pudimos contemplar al Señor Eucaristía en la custodia de Arfe (s. XVI). El silencio y recogimiento de todos fue la nota más emocionante.
El viento y la lluvia hizo estragos en las carpas preparadas como capillas. No obstante la juventud seguía buscando rincones donde reclinarse, adorar y alabar al Señor. Muchos sacerdotes servimos durante toda la jornada administrando el perdón de Dios. También en esos momentos se seguía buscando la paz con uno mismo, con los demás y el Señor. A las 2 de la mañana la policía pidió desalojar la capilla para supervisar estructuras,...
A las 6,30 de la mañana los sacerdotes de mi grupo nos levantamos para recoger e ir hacia los lugares seleccionados para la concelebración. Amaneció el día con un sol radiante. El sol nos animó todavía más en la espera del papa. Sacerdotes de todo el mundo, alabando con la oración al Señor.
La Eucaristía solemne nos preparó para el envío. El papa animó a los jóvenes a estar unidos a Cristo, al Misterio de la Cruz, y a ser testigos, comenzando por sus propios amigos, aquellos que les preguntarían al llegar "¿cómo ha ido todo?".
Para mucha gente, que no ha ido, ha sido muy impactante -también- porque lo han ido siguiendo por los medios. A muchos, después de lo visto y sentido, les hubiera gustado participar.
Al final de la Misa el Santo Padre anunció el lugar y año de la próxima jornada: Río de Janeiro 2013. Algunos de nuestros jóvenes comentaron que ya iban a empezar a ahorrar. Esta es una buena señal.
Y así, han sido estos días, llenos de ilusión, paz, convivencia, fe y amistad con el Señor. Esperemos poder asimilar la experiencia conforme van pasando los días y tener tiempo para ponernos delante del Señor y darle gracias por todo el bien que nos ha hecho. Una JMJ, me gustaría recalcar, en la que el beato Juan Pablo II estuvo muy presente animando espiritualmente.
